Según los escritos de Plutarco, el emperador romano Julio César fue avisado por su vidente de que iba a ser asesinado en los idus de marzo (15 de marzo). Sin embargo, ese mismo día, lejos de estar asustado, César se mofó de él alegando la frase «Los idus de marzo ya han llegado» a lo que su vidente respondió «pero todavía no han terminado«. De acuerdo con la premonición, Julio César sería asesinado horas después.